¿Y si nos mimamos un poco?
Nuestro ritmo de vida nos va ahogando poco a poco. Uno de nuestros más graves lamentos es la falta de tiempo, y es muy probable que tengamos razón.
Pero seguro que hay un momento, un instante en el que podamos dedicarnos un poco de tan escaso bien para mimarnos y querernos un poquitín. Y, de paso, mimar también a ese marido, mujer, pareja, compañero, hijo, madre, amiga de toda la vida...que suele estar ahí, casi siempre ahí, aunque sin quererlo lo releguemos con demasiada frecuencia a la semisombra.
Una forma de invertir este tiempo podría ser un masaje relajante (y, llegado el caso, incluso erótico, ¡ejem!).
Lo que se necesita, es muy asequible: algún tipo de aceite, arcilla...Seguro que todos tenemos cerca algún mercado donde encontrar lo necesario y a buen precio.
No hace falta practicar hoy todos los tipos de masajes (nada recomendable, pues nos llevaría muchas horas y nos relajaríamos de tal manera que es muy probable que ninguno de nosotros llegásemos a tiempo al trabajo ¡jeje!).
Por ejemplo, propongo que esta noche comencemos por los pies.
¡Hoy toca ser feliz!
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